MUJERES
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En esta primera entrega de Poliedro, entrevistamos a la secretaria general de la Unión de Trabajadores Legislativos (UTRALEG) de Costa Rica compañera Maritza Arias Chávez.
La coyuntura sindical, la agenda reivindicativa de géneros y la representación de los legislativos y legislativas fueron los puntos más destacados de la conversación.
Recientemente has sido designada, en reconocimiento a tu trayectoria y liderazgo, Titular del Consejo Nacional de Salarios de Costa Rica. ¿Cómo ha sido ese proceso?
Lo primero que cabe aclarar es que estamos hablando de un Consejo tripartito, compuesto por gobierno, empleadores y empresarios, amparado por la OIT (Organización Internacional del Trabajo). Desde junio del año pasado, mi nombre sale propuesto por la Confederación Rerum Novarum (CTRN) a la cual estamos afiliados como UTRALEG. El honor que me hizo la Confederación es grande porque llevan mi candidatura a un grupo de centrales obreras en el marco de un diálogo sindical. Iba en una nómina de diez personas y la compañera Fanny Sequeira, secretaria general de la CTRN, la puso en consideración y fui electa por unanimidad. Luego, la propuesta fue enviada al Consejo Nacional de Salarios porque, aunque uno vaya representando al sector sindical, quien realiza el nombramiento es el Poder Ejecutivo. Y la propuesta se publica en el Diario Nacional, La Gaceta.
¿Cuáles son los desafíos de cara al futuro, a partir de este nombramiento, en materia reivindicativa y de organización sindical en tu país?
Las centrales sindicales tenemos una alianza muy grande en temas nacionales y eso es fruto de una madurez. A pesar de que podemos tener diferencias ideológicas entre las centrales, tenemos agendas en común, diferentes acuerdos, entre ellos, mi designación.
Y yo la recibo con mucho agrado porque es un desafío.
Hay que negociar salarios y esto implica un bagaje de conocimientos técnicos para lo cual uno se fue preparando. Somos tres en representación del sector sindical. Los otros compañeros pertenecen a la Central del Movimiento de Trabajadores Costarricenses (CMTC) y al Bloque Unitario Sindical-Social Costarricense (Busco-UNT). Nos hemos reunido con la OIT para concretar un plan de capacitación en el mediano plazo.
Entre los asuntos más urgentes al interior de las agendas de género está el denominado “techo de cristal”. A vos te toca liderar una organización sindical pero seguramente no te ha sido fácil llegar hasta donde has llegado.
¿Cómo percibís este problema en tu país y, en especial, en la Asamblea Legislativa de Costa Rica? Efectivamente, no me ha sido nada fácil llegar. Al principio de mi carrera tuve que disputar con dos compañeros y con algunos ruidos políticos por mi vinculación con un partido de izquierda. Tuve que abrirme camino con los codos porque también fui víctima de la discriminación. En Costa Rica hay sendos estudios donde nos identifican a las mujeres con el menor salario y con mayores dificultades para el ascenso. En la Asamblea Legislativa, hay muchas mujeres muy preparadas y no son muchas las que llegan a cargos de dirección, de gerenciamiento. Si bien se ha corregido un poco, en el último tiempo, normalmente es la figura masculina la que prevalece. También tiene que ver que los procedimientos sin amañados, en especial, los de reclutamiento. Siempre hay una discrecionalidad política contra la cual batallamos desde UTRALEG en defensa de la idoneidad. Aunque formalmente, por ley, se diga que no hay desigualdad de género, lo cierto es que sí se discrimina por lo amañado de los procedimientos. Y seguimos teniendo los famosos “techos de cristal”.
Por último ¿existe, en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, un diálogo productivo sobre equidad de géneros entre sindicato y autoridades?
En la Asamblea Legislativa, hay como una cultura del silencio y mi presencia en UTRALEG, ha motivado a otras mujeres a participar, ha abierto la posibilidad a que exista más confianza. Nos ha tocado atender situaciones de acoso y es una situación de nunca acabar. Se instrumentan protocolos desde la gestión pero no siempre son eficaces. Actualmente, la Dirección Ejecutiva de la Asamblea Legislativa, el máximo cargo administrativo, lo ocupa una mujer. Ha sido un cambio.
Es un rostro diferente a lo que ha sido la historia de la Asamblea Legislativa. Nunca había existido una mujer de Directora Ejecutiva. Con Doña Carla Granados mantenemos una buena relación. Pero yo sé lo que ella representa y lo que yo represento en materia de negociación y las agendas que impulsamos en busca de la equidad. Todo siempre en un marco de respeto y transparencia.